Klondike con Patymont

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Completa esta tarea lo antes posible y consigue el premio. Tarea Encuentra y carga en el trineo todos los Cofres. Has completado la misión secreta especial de las Minas.

Me puse de pie apoyado en el hombro de mi rescatador. De repente, la tierra comenzó a temblar bajo nuestros pies. A lo lejos, oímos el estruendo de las piedras. Parecía que la explosión había causado el terremoto. Tareas Regresa a tu Campamento base. Envía regalos gratuitos a amigos. “¡Corre! Sé cómo salir de aquí. ¡Agárrate a mi mano!”. Yo me limité a seguir a mi rescatador.

Tarea Crea sierras en la Herrería o la Metalurgia. Cuando me desperté y abrí los ojos, vi la cara de un hombre. No dejaba de repetirme: “Está bien, hijo. Ya ha pasado todo”.

“¿Por qué haces esto?”, pregunté. “¿Por qué no me dejaste en Chilkoot?”, Stone guardaba silencio mientras miraba cómo trataba de encender una cerilla con mis manos temblorosas. Tarea Crea accesorios. “Podría haberte convertido en mi amuleto de la suerte, pero el trabajo es el trabajo”. Enseguida comprendí que  Stone no respondería a mi pregunta, así que prendí la mecha de dinamita y me despedí de esta vida.

Tarea Crea algunos hervidores. Stone colocó el barril al lado de una gran pila de rocas con la esperanza de que la explosión bloquearía la salida de las Minas. Estiró la mecha al máximo, me puso una pistola en la cabeza y dijo: “Enciéndela”.

Tenía la vana esperanza de que Stone me protegería de aquel extraño. Pero no. Agarró un barril de dinamita pequeño y dijo sonriendo: “La guardé para una ocasión especial”. Tarea Crea una cerilla para ver en la oscuridad. “¡Rob, deja de jugar al escondite conmigo!”, gritó Stone. “¿O tienes miedo de los eventos familiares?”. Nadie respondió. Stone me golpeó en la pierna y me arrebató el bolso de las manos. “La dinamita es la mejor cura para la vida, querido amigo”, dijo mientras sacaba las cerillas.

De repente, oí unos pasos fuertes. Traté de levantarme, pero Stone no estaba dispuesto a ayudar. Tarea Crea una Herradura de buena suerte. “Parece que hemos encontrado lo que buscábamos”, dijo el guía mientras me guiñaba un ojo. “Ha llegado el momento de pagar”.

Stone se quedó maravillado ante la majestuosidad de esas Minas vírgenes. Toda su vida habría sido demasiado corta para excavar tantos y tantos tesoros. Sin embargo, no tenía prisa por ello, parecía que tenía algún otro tema urgente. Tarea Vende algo de oro que te queda en el Inventario. La pierna me dolía cada vez más y me daba miedo moverla. Parecía que mi expedición había tocado a su fin y que era hora de regresar a Dawson.

Aunque me dolía mucho la pierna, me sentía feliz: por fin había llegado hasta el lugar tan deseado por mi padre. Parecía como si hubiese llegado a un templo antiguo, donde la luz de las lámparas se reflejaba en los patrones dorados de las rocas y una protuberante cúpula dorada decorada con estalactitas se erigía sobre las Minas. Tarea Consigue algunas pepitas de oro. Ahora entendía todas esas leyendas que contaban los más ancianos de Dawson. Algunos llamaban a este lugar las “Cuevas de oro”, aunque otros la “Muerte de oro”. Siempre que paraba en la taberna, oía a algún borracho entrado en años contando la historia de otro corazón valiente que había muerto tratando de encontrar el corazón de oro de Klondike.

No puedo recordar el momento en que recobré el conocimiento. No puedo decir si había pasado tan solo un minuto o varias horas. Lo primero que vi fue la larga sombra de Stone. “No sé cómo sucedió. Me tropecé”, dijo en tono de culpa. Traté de levantarme, pero un horrible dolor me lo impidió. Posiblemente me había roto la pierna durante la caída. Tarea Consigue viento como regalo de tus amigos. Irritado, Stone me ayudó a levantarme y me dijo que me apoyase en su hombre.

Tuvimos que decidir cuál iba a ser nuestro siguiente paso. Descender por las Minas los dos era muy peligroso, pero no quería quedarme solo fuera: me convertiría en un blanco muy fácil para los animales salvajes y cualquier extraño. A Stone no le gustaba la idea de ir juntos. No quería seguir cargando conmigo. Tarea Quita las piedras del camino que conduce a las Minas. Finalmente, conseguí salirme con la mía. Agarró una lámpara de queroseno y empezamos a descender la empinada escalera de madera. Observaba todo a mi alrededor cuando, de repente, sentí un ligero empujón en la espalda. En cuestión de segundos, rodaba escaleras abajo por unos peldaños que parecían no tener fin.